El Camino
DE AL-ÁNDALUS A COMPOSTELA. EL CAMINO
MOZÁRABE DE SANTIAGO, UNA RUTA DE
PEREGRINACIÓN.
«Santiago es una ciudad en la región más apartada de Galicia y uno de los
santuarios más visitados, no sólo por los cristianos de España, sino también de Europa;
para ellos es Santiago tan venerable como para los musulmanes lo es la Kaaba en la
Meca» (Ibn Hayyan, 987-1076)
A comienzos del siglo IX la noticia de que el cuerpo del Apóstol Santiago se encontraba en Galicia se propagó con gran rapidez por todo el orbe cristiano, atrayendo a las gentes de toda Europa. Aparecieron cientos de peregrinos caminando hasta la tumba del Apóstol, creándose así las diferentes rutas del Camino de Santiago.
No es posible entender este “fenómeno de masas” en plena Edad Media sin tener en cuenta la mentalidad reinante en las gentes de aquel tiempo, a las que la fe religiosa podía impulsar por caminos insospechados. La curiosidad por llegar al lugar donde reposaban los restos del Apóstol crecía no solo en la cristianizada Europa, también entre los cristianos de los cercanos territorios peninsulares que se hallaban bajo
dominación musulmana, los mozárabes.
Si tenemos en cuenta las características religiosas de la clase dominante en el reino musulmán, evidentemente, las condiciones para el desarrollo de una ruta de peregrinación a Compostela desde el sur no eran favorables. Estaban acentuadas, además, por la inseguridad de los caminos y la actitud defensiva de los reinos cristianos ante el Califato de Córdoba. Baste recordar el ataque sufrido por la población compostelana a manos de Almanzor en el año 997.

En cambio, las monarquías cristinas del norte peninsular, necesitadas de un valor de referencia ante la Iglesia de Roma y el resto de reinos europeos en su cruzada contra el islam, mantuvieron desde el principio un apoyo decisivo a Compostela y a las rutas por las que los peregrinos procedentes de toda Europa occidental llegaban a sus territorios cruzando los Pirineos.
Esto hizo que el Camino de Santiago se identificara históricamente con el Camino Francés, que entra por Roncesvalles. En realidad, el Camino de Santiago es una red de caminos que millones de peregrinos han recorrido desde todas las capitales de Europa siguiendo diferentes itinerarios.
Tal como queda dicho, las poco o nada favorables condiciones para el desarrollo de un camino de peregrinación a Compostela partiendo del extenso territorio musulmán, hacen imposible identificar actualmente ninguno de los muchos caminos que existieron en la antigua al-Ándalus como ruta de peregrinación a Santiago exclusiva y originaria, a la manera de lo que ocurrió con el Camino Francés.
Aunque desgraciadamente, no nos han llegado testimonios escritos de estas primeras peregrinaciones mozárabes, recientes investigaciones arqueológicas realizadas en la misma ciudad de Córdoba permiten constatar la presencia de cristianos mozárabes peregrinos en Compostela en torno al siglo XII, momento de máximo apogeo del Camino de Santiago. Igualmente, los últimos análisis de los restos óseos de los individuos
enterrados en la necrópolis del subsuelo de la catedral compostelana, concluyen que durante los siglos IX y X más del 50% de los primeros moradores de Santiago provenían fundamentalmente de al-Ándalus.
Según el profesor Rivas Quintas, «el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago a comienzos del siglo IX en los confines del reino astur habrá de convertirse en la meta espiritual para los cristianos venidos del sur, primeros peregrinos para quienes “Santiago fue su ayuda celestial visible en el fragor del combate, su libertador”. Razón no les falta, pues, a quienes han visto en este Camino el primero y más antiguo de los itinerarios a Santiago».
Y para el profesor de la Universidad de Córdoba E. Cabrera, “la Iglesia conserva, respecto del poder político islámico, toda independencia en materia de dogma, culto o disciplina eclesiástica […] Los fieles cristianos tienen asegurada la libertad de movimientos dentro y fuera del estado
islámico”. Pese a la inexistencia de testimonios directos, es lógico suponer la llegada a Compostela, ya en los primeros momentos, de grupos mozárabes que, desde el vecino al- Ándalus, se encaminasen a la tumba del Apóstol protegidos por salvoconductos expedidos en Córdoba.
De la misma manera que la denominación del conocido Camino Francés hace alusión a la afluencia de peregrinos que desde los lugares más recónditos de Europa penetran en la Península hasta su extremo más occidental, en Compostela, atravesando el país vecino, necesariamente, al hablar del hoy llamado Camino Mozárabe, hay que referirse a los primeros peregrinos que por él transitaron hacia la tumba del apóstol.
Esta ruta jacobea tiene como eje central la histórica ruta comercial conocida como “Vía de la Plata”, actualmente englobada, también, en la denominación de “Camino Mozárabe”. Desde todas las provincias andaluzas parten itinerarios señalizados que se unen en uno solo en la ciudad de Mérida, para continuar por Cáceres, Salamanca y Zamora. Aquí, los peregrinos continúan por el “Camino Mozárabe Sanabrés” para llegar
hasta Orense en dirección a Santiago de Compostela. Aunque el Camino de Santiago hunde sus raíces en Edad Media, sigue llenando un
hueco espiritual importante en el mundo de hoy.
En el Camino del siglo XXI se conjugan la vivencia tradicional de la devoción y la búsqueda de la autorrealización personal del hombre moderno.
Para la sociedad actual, el Camino de Santiago contribuye al pluralismo cultural, al diálogo interreligioso y al respeto por las creencias, así como al desarrollo sostenible del turismo. En lo personal, son etapas de búsqueda de paz interior y de armonía con el prójimo y la naturaleza.
El Camino Mozárabe de Santiago viene siendo un claro ejemplo de ese respeto a la diversidad humana. Por esta ruta transitan peregrinos de múltiples nacionalidades que van dejando constancia de su paso por el corazón de la vieja al-Ándalus. Comenzaron su peregrinaje en puntos muy diversos y alejados: Almería, Granada, Jaén, Málaga o Córdoba. Son peregrinos de largo recorrido, veteranos del Camino que admiran la
belleza, el silencio y la soledad de nuestros campos. Esperan encontrar, como dice la Declaración de Compostela, la paz interior y la armonía con el prójimo y la naturaleza. Por eso valoran, por encima de todo, la acogida y cercanía de las gentes. Ellos aportan no sólo la riqueza de la diversidad cultural o lingüística, sino el respeto a la pluralidad de creencias y valores.
En los lugares de paso, el Camino es un motor de hospitalidad y un impulso para el crecimiento responsable y sostenible del turismo y el desarrollo local. Esa labor de atención al peregrino ha terminado por desarrollar algunas potencialidades que aportan un granito de arena en el conocimiento y desarrollo de los pueblos. Siempre fue así. Se hacen necesarias, por tanto, políticas municipales y estrategias que, desde la gestión de recursos, la conservación del patrimonio y el respeto por espacio natural, sean capaces de lograr el equilibrio entre las tradiciones y las necesidades de los visitantes.
ULTREIA. BUEN CAMINO.
Isidro R. Rodríguez
Historia del Camino
A lo largo de los años, las diferentes civilizaciones de la Historia se han servido de las vías de comunicación para trasladarse por la Península Ibérica. Bien por motivos políticos, económicos o sociales, han desempeñado un papel fundamental en nuestro devenir. La importancia de los Caminos Mozárabes ha llegado a nuestros días, siendo imprescindibles para las conexiones en Andalucía.
Así pues, los Caminos Mozárabes son un conjunto de rutas jacobeas, Caminos de Santiago, que se extendían por el sur y el centro peninsular, para conectar las principales urbes del centro peninsular con los diferentes puertos marítimos de Al-Andalus.
Los Mozárabes vivieron su máximo apogeo durante la Edad Media. Sin embargo, su historia comienza a contarse en la época en la que la Península Ibérica era conocida como Al-Andalús, allá por el siglo XI.

Aunque su nacimiento se remonta al reinado de los musulmanes, no fueron estos sus creadores, sino más bien todo lo contrario. Tal y como indica su nombre, la palabra “Mozárabe” se usaba para designar a los crisitianos que vivían en los territorios árabes, adaptándose e incorporándose como una clase social más. Eran “Dhimmis”, Gente del libros, creyentes de religiones monoteístas que vivían en países islámicos. Por lo que eran rutas que usaban estos crisitanos para trasladarse a territorios bajo dominio cristiano.
Las peregrinaciones mozárabes sólo tenían cabida durante los periodos de paz entre cristianos y muslmanes. En estas épocas, los devotos del Cristianismo del sur islámico se trasladaban hasta el norte católico haciendo uso de estos caminos que conectaban con otras rutas romanas, como la Vía de la Plata, para llegar a Santiago de Compostela.




